
30 Jun CARTA PUBLICA:
Con sorpresa y mucho estupor hemos visto en las redes sociales; en las mismas en que se publican efemérides, chismes y chistes de cualquier talante, una misiva o carta , sin estilo Diplomático alguno, casi prosaico, carente del mas mínimo gesto de respeto y consideración institucional y personal , en la cual “supuestamente” se pretende despedir o Cesar en sus funciones a un alto representante Diplomático de
La recien estrenada Cancillería nombrada por el Presidente de la Asamblea Nacional Venezolana y “encargado “ del ejecutivo Nacional.
La experiencia en la Función Pública, muy particularmente en el tránsito Diplomático nos enseña que los cambios en la política exterior del estado, no se ejecutan en esos términos.
Se actuó tal como actúan los regimenes autoritaristas y totalitarios .
Existen, por supuesto reglas diplomáticas, como el llamado a consulta para e intercambio de opinión sobre las acciones o actividades en las relaciones Diplomáticas donde se tiene representación y sobre el estado de las mismas.
En el caso en comento , da la impresión de dicha forma como si se tratara de un funcionario de tercer o cuarto nivel y de tener que pasar por el tamiz de la diplomacia internacional en términos chabacanos.
La escueta nota evidencia quién o quienes están al frente de la representación del Gobierno Interino, y de quién coordina las relaciones internacionales, que demuestra desconocimiento de las formas y adolece de la experiencia de la carrera diplomática.
Por cierto quiero dejar constancia que con Humberto Calderón Berti, no me unen lazos ni compromisos políticos partidistas, ni siquiera de una férrea amistad; pero si tengo conciencia de que es un hombre recto , honorable, capaz y con una hoja intachable de servicios a la administración de la República, el cual conocí siendo funcionario del estado en la Cancilleria Venezolana, como Director en el Despacho del
Canciller Enrique Tejera Paris.
Me cuesta creer que sea cierta esa información que corre en las redes sociales …
Eso seria de una torpeza inexcusable, sobre todo en el contexto de la coyuntura politica actual.
J.A.R.B.